Iniciar una tesis puede ser una de las tareas más desafiantes en la vida académica. Surgen dudas, temores y muchas veces una sensación de estar ante un camino incierto. Pero ¿y si el problema no es la dificultad, sino el enfoque? ¿Qué pasaría si, en lugar de buscar solo cumplir con un requisito, se pensara la tesis como una oportunidad para transformar realidades?
Una tesis útil no es la que solo cumple con las normas, sino aquella que responde a necesidades reales. En el campo de la educación, esta premisa cobra especial relevancia. Por eso, antes de redactar, conviene detenerse y hacer una reflexión profunda: ¿cómo puede este trabajo mejorar mi entorno?
Tesis útiles: más allá del formalismo académico
Una tesis útil es aquella que conecta el saber con la práctica. No se queda en la teoría, sino que busca soluciones viables a problemas concretos. En educación, esto puede implicar el diseño de estrategias para mejorar la enseñanza, el análisis de políticas públicas, la evaluación de prácticas escolares o la investigación de fenómenos psicosociales que impactan el aprendizaje.
El error común es elegir un tema de moda sin relación con el contexto del estudiante. Esto puede dificultar la recolección de datos, generar poca motivación y conducir a conclusiones irrelevantes.
En cambio, cuando el tema nace de una experiencia cercana —como una problemática detectada en la escuela donde se trabaja— el proceso se vuelve más significativo. Se investiga con pasión, se analiza con compromiso y se escribe con sentido.
Preguntas que orientan un buen inicio
Para que una tesis sea contextual y pertinente, es necesario comenzar con buenas preguntas. Algunas de las más útiles son:
- ¿Qué situaciones en mi entorno educativo me generan inquietud o interés?
- ¿Qué problemas parecen repetirse y aún no tienen soluciones claras?
- ¿Qué prácticas podrían mejorar si se comprendieran mejor sus causas?
- ¿Qué datos o información necesito para tomar mejores decisiones educativas?
Responder estas preguntas ayuda a delimitar el objeto de estudio, a definir objetivos realistas y a justificar la investigación con mayor claridad.
El valor de lo local: mirar desde donde se está
Una tesis no necesita cambiar el mundo, pero sí puede cambiar una escuela, un aula o una comunidad educativa. Por eso, mirar el contexto local es una de las claves del éxito.
Investigar desde el territorio permite conocer mejor a los actores, acceder más fácilmente a la información, interpretar los datos con mayor sensibilidad y generar propuestas adaptadas a las condiciones reales.
Además, muchas veces lo que se aprende en lo local tiene eco en lo global. Las soluciones nacidas en comunidades específicas pueden inspirar otras experiencias en diferentes lugares. Así, una tesis contextual no es menos relevante; por el contrario, puede tener mayor impacto.
Un artículo publicado en Educational Action Research subraya que las investigaciones más transformadoras en educación no son necesariamente las más grandes, sino aquellas que vinculan el conocimiento con la mejora de prácticas concretas.
Elegir el enfoque metodológico adecuado
Una vez identificado el problema, el siguiente paso es elegir la metodología más adecuada. No todas las investigaciones requieren aplicar encuestas masivas o hacer análisis estadísticos complejos. A veces, una entrevista bien hecha o una observación sistemática pueden revelar más que cien gráficos.
Lo importante es que la metodología permita responder las preguntas planteadas y sea viable en el entorno del investigador. En el ámbito educativo, los enfoques cualitativos, participativos y de estudio de caso suelen ser muy adecuados para explorar procesos en profundidad.
Sin embargo, también es posible combinar métodos y construir investigaciones mixtas que integren la riqueza del análisis cualitativo con la fuerza explicativa de los datos cuantitativos.
La relevancia de una buena justificación
Una tesis útil necesita estar bien justificada. Esto no se refiere solo a citar autores, sino a explicar con claridad por qué el tema es importante, qué brechas existen en el conocimiento actual y cómo la investigación puede aportar valor.
Una buena justificación convence al lector de que el trabajo vale la pena. Muestra que no se trata solo de cumplir con un trámite, sino de contribuir a una mejora educativa concreta.
Además, permite anticipar el impacto del estudio: qué beneficiarios tendrá, qué decisiones puede informar y qué cambios puede provocar, directa o indirectamente.
Doctorado en Educación: investigar con sentido
La Universidad CESUMA ofrece el Doctorado en Educación, una formación avanzada para quienes desean transformar su práctica educativa a través de la investigación rigurosa, crítica y contextual.
Este programa está diseñado para profesionales que desean generar conocimiento útil, promover la equidad educativa y liderar procesos de cambio en sus instituciones. A lo largo del doctorado, se desarrollan competencias para diseñar proyectos de investigación sólidos, éticos y pertinentes.
Además, se promueve el pensamiento reflexivo, la escritura académica con impacto y el uso estratégico de la evidencia para mejorar políticas, programas y prácticas educativas.
Conclusión: toda gran tesis empieza con una gran pregunta
Empezar una tesis útil no es una tarea técnica, sino un acto de compromiso. Es elegir mirar el entorno con ojos críticos, preguntarse por las causas de los problemas y decidir ser parte de la solución.
Una tesis bien enfocada no solo abre puertas académicas. También puede cambiar realidades, mejorar vidas y contribuir al fortalecimiento de comunidades educativas.
Si deseas realizar una investigación doctoral que transforme tu contexto y deje huella, estás en el lugar adecuado.
Conoce más sobre el Doctorado en Educación de la Universidad CESUMA:
Doctorado en Educación – Universidad CESUMA