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¿Es el hormigón malo para el planeta? Lo que busca la sostenibilidad

La pregunta incomoda, pero es necesaria. ¿El hormigón es “malo” por naturaleza o depende de cómo lo producimos y usamos? La respuesta exige distinguir. El hormigón no es solo cemento y arena. Es infraestructura, vivienda y resiliencia. Sin embargo, también implica emisiones. Por eso, conviene evaluar sus impactos con rigor y, después, actuar con un plan.

Cemento no es hormigón: por qué importa la diferencia

El hormigón es una mezcla. Incluye cemento, agua, áridos y, a veces, aditivos. El cemento es el “pegamento” y concentra la mayor parte de las emisiones. Así, cuando se critica al hormigón, en realidad se mira al cemento. Este detalle orienta las soluciones. Si reducimos el contenido de clínker, disminuyen las emisiones. Si optimizamos la mezcla, también.

¿De dónde vienen las emisiones?

El clínker se fabrica a altas temperaturas. Además, la calcinación libera CO₂ desde la piedra caliza. La energía del horno suma otra fracción de CO₂. Por eso, el impacto es doble. Primero, por proceso químico. Segundo, por combustibles. En conjunto, el cemento se ubica entre los mayores emisores industriales. No obstante, el ciclo de vida del hormigón también ofrece “sumideros” parciales. La carbonatación absorbe algo de CO₂ a lo largo de la vida útil. Aun así, la balanza sigue siendo alta si no cambiamos prácticas.

¿El problema es el material o su uso?

El desafío es sistémico. No se trata solo de “prohibir” el hormigón. Se trata de reducir demanda innecesaria, optimizar diseño y mejorar tecnologías. También se trata de planificar ciudades compactas. En proyectos bien diseñados, se necesita menos material para lograr la misma función. Por ello, la ingeniería basada en desempeño es clave. Preguntarse “¿qué carga, qué vida útil, qué riesgo y qué mantenimiento?” conduce a soluciones más ligeras y eficientes.

Cinco palancas de descarbonización con resultados medibles

  • Primera palanca: menos clínker por tonelada de cemento. Se logra con materiales cementantes suplementarios, como escoria granulada, puzolana natural y arcillas calcinadas. La tecnología LC3 permite reemplazos mayores sin perder desempeño.
  • Segunda palanca: eficiencia térmica en hornos. Incluye recuperación de calor, combustibles alternativos y electrificación progresiva donde sea viable.
  • Tercera palanca: sustitución de combustibles fósiles. Se analizan biocombustibles sostenibles y electricidad renovable.
  • Cuarta palanca: captura y almacenamiento de carbono en plantas específicas. Aunque su costo es alto, reduce el “núcleo duro” de las emisiones de proceso.
  • Quinta palanca: diseño estructural inteligente y prescripción por desempeño. Disminuye el sobredimensionamiento y baja el contenido de cemento por metro cúbico.

¿Qué dice la evidencia científica más reciente?

La literatura revisada por pares advierte que la reducción de clínker y el uso de cementos con adiciones ofrecen beneficios inmediatos. Además, sugiere combinar mejoras en proceso con captura de carbono en instalaciones con potencial de escala.

Para una síntesis accesible y rigurosa, puede consultarse la revisión publicada en Nature Reviews Earth & Environment, que detalla impactos y estrategias de descarbonización en la cadena del cemento y el hormigón. Véase: Habert et al., 2020, “Environmental impacts and decarbonization strategies in the cement and concrete industries”.

Lee el artículo completo aquí: Environmental impacts and decarbonization strategies in the cement and concrete industries.

Diseño para menos material: la gran oportunidad olvidada

La solución más limpia es la que evita material. Por eso, la fase de diseño importa tanto. Losas pos-tensadas, secciones mixtas y elementos prefabricados reducen volumen. También reducen desperdicio en obra. Igualmente, los concretos de alta resistencia permiten componentes más esbeltos, con menos cemento total por unidad funcional. No se trata solo de “usar verde”. Se trata de “usar menos y mejor”.

Economía circular y fin de vida: del derribo a la reutilización

La demolición lineal es una pérdida doble. Se pierde material y se genera residuo. La circularidad propone otro camino. Primero, deconstruir y clasificar. Segundo, reutilizar elementos cuando sea seguro. Tercero, reciclar áridos en aplicaciones compatibles. Cuarto, reincorporar finos seleccionados en nuevas mezclas con prescripción clara. Aunque el árido reciclado no sustituye todo, sí reduce demanda primaria. Además, alivia presiones locales sobre canteras y transporte.

¿Puede el hormigón ser aliado del clima?

No habrá una “bala de plata”. Sin embargo, la combinación de palancas sí transforma la trayectoria. En edificios y puentes, la meta es la reducción de la intensidad de carbono por unidad funcional. En términos prácticos, un proyecto que integra diseño por desempeño, cementos con menos clínker, prefabricación y control de calidad puede recortar emisiones de forma sensible. Por eso, la conversación debe moverse del discurso general a las métricas.

¿Cuántos kilogramos de CO₂ por metro cuadrado útil? ¿Qué categoría de desempeño estructural? ¿Qué plan de mantenimiento y de fin de vida?

Reglas, compras públicas y mercado: quién empuja el cambio

Las normas técnicas definen el juego. Si los reglamentos permiten cementos con mayor sustitución de clínker, la industria invierte. Si las compras públicas exigen criterios de carbono incorporado, el mercado responde. Además, los sellos de desempeño, los pliegos con límites de CO₂ y los catálogos de productos verificados crean demanda.

En paralelo, la banca y los fondos añaden condiciones climáticas en financiamiento de obra. Así, la innovación deja de ser piloto y se vuelve estándar.

¿Qué habilidades pide esta transición a la ingeniería civil?

La sostenibilidad no se resuelve con una sola herramienta. Se necesitan competencias transversales y técnicas. Primero, modelado de ciclo de vida y análisis de carbono incorporado. Segundo, diseño por desempeño y optimización de secciones. Tercero, prescripción de mezclas con materiales suplementarios y control de calidad in situ. Cuarto, lectura crítica de normas y especificaciones. Quinto, gestión de riesgos y costos en adopción tecnológica.

Además, la comunicación con actores no técnicos es esencial. Convencer con datos claros y comparables acelera las decisiones.

Maestría en Ingeniería Civil de la Universidad CESUMA: formación para liderar

El sector necesita perfiles que integren cálculo, materiales, gestión y sostenibilidad. La Maestría en Ingeniería Civil de la Universidad CESUMA prepara a profesionales para ese liderazgo. El plan académico desarrolla competencias para evaluar impactos, diseñar soluciones y dirigir proyectos con criterios de carbono incorporado.

Asimismo, entrena en métricas de desempeño, contratación pública sostenible y economía circular aplicada a obra civil. En síntesis, forma ingenieras e ingenieros que transforman objetivos climáticos en obras concretas, seguras y coste-eficientes.

Preguntas frecuentes sobre hormigón y sostenibilidad

  • ¿El hormigón puede ser reciclado completamente?
    No al 100 %, pero gran parte puede reutilizarse como árido reciclado o como material de relleno. Esto reduce la extracción de materias primas y la huella de carbono.
  • ¿Qué son los cementos bajos en clínker?
    Son cementos donde parte del clínker se sustituye por materiales como escoria, puzolana o arcilla calcinada, reduciendo emisiones sin comprometer la resistencia.
  • ¿Cuánto CO₂ genera el cemento en comparación con otros materiales?
    El cemento representa entre el 7 y el 8 % de las emisiones globales de CO₂, lo que lo convierte en una de las principales fuentes industriales, solo detrás del acero y la energía.
  • ¿Existen alternativas al cemento tradicional?
    Sí. Se están desarrollando cementos geopoliméricos y mezclas de bajo carbono, además de soluciones con captura y almacenamiento de CO₂.
  • ¿Qué políticas ayudan a acelerar la descarbonización del sector?
    Las compras públicas verdes, los estándares de carbono incorporado y la certificación de desempeño ambiental son herramientas clave para impulsar el cambio.
  • ¿Dónde puedo leer más sobre este tema?
    Consulta los informes de IPCC, UNEP Global Status Report for Buildings and Construction y la base de datos de Nature sobre materiales sostenibles.

Cierre: ¿malo o indispensable y mejorable?

El hormigón ha sostenido nuestra vida urbana. También ha aumentado las emisiones. Ambas afirmaciones son ciertas. La pregunta, entonces, se redefine: ¿podemos construir con menos carbono y mayor inteligencia material? Sí, si ajustamos normas, rediseñamos estructuras, cambiamos mezclas y desplegamos captura donde corresponda.

La sostenibilidad no es un eslogan. Es una agenda de decisiones técnicas y públicas. En esa agenda, la ingeniería civil ocupa el primer renglón. Y en esa primera línea, la Maestría en Ingeniería Civil de la Universidad CESUMA ofrece el marco, las herramientas y la ética para hacerlo realidad.

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