Introducción: la mente dispersa en tiempos acelerados
Concentrarse parece cada vez más difícil. Entre pantallas, notificaciones constantes, ruido ambiental y fatiga mental, sostener la atención se ha convertido en un desafío cotidiano. Sin embargo, la dificultad para concentrarse no es un problema de falta de voluntad.
Desde la neuropedagogía, la atención se comprende como un proceso complejo que depende del equilibrio entre emoción, entorno y funcionamiento cerebral. Entender cómo opera este sistema es clave para mejorar el aprendizaje, la enseñanza y el bienestar dentro y fuera del aula.
El mito del cerebro multitarea
Durante años se creyó que el cerebro podía realizar varias tareas al mismo tiempo. Hoy, la neurociencia ha demostrado que esto es un mito. La atención humana es secuencial, no simultánea.
El cerebro cambia rápidamente de una tarea a otra, pero cada cambio tiene un costo cognitivo:
- pérdida de información,
- aumento de errores,
- mayor fatiga mental.
Este fenómeno se conoce como switch cost o costo de cambio atencional. Cuantas más interrupciones existen, mayor es el desgaste cerebral. Por ello, la atención no es infinita. Tiene límites biológicos y emocionales que deben respetarse.
Las tres redes cerebrales de la atención
La concentración depende del equilibrio entre tres sistemas cerebrales:
- Red de alerta: mantiene el estado de vigilancia.
- Red ejecutiva: regula el control consciente y la toma de decisiones.
- Red de orientación: dirige la atención hacia estímulos relevantes.
Cuando una de estas redes se sobrecarga, aparece la dispersión. El estrés, por ejemplo, activa la amígdala y reduce la eficacia de la red ejecutiva, dificultando el enfoque sostenido.
Una investigación publicada en Frontiers in Human Neuroscience señala que niveles elevados de ansiedad reducen la conectividad entre estas redes, afectando la memoria de trabajo y la atención sostenida
https://www.frontiersin.org/journals/human-neuroscience
Por ello, la atención no se fortalece solo con disciplina, sino con regulación emocional y pausas conscientes.
¿Por qué a los niños les cuesta concentrarse?
En el contexto escolar, la falta de atención suele interpretarse como desinterés o mala conducta. Sin embargo, desde la neurociencia, la explicación es más profunda.
Los niños tienen sistemas atencionales en desarrollo. Su cerebro necesita:
- movimiento,
- estímulos variados,
- afecto,
- experiencias con sentido.
Cuando el aula presenta exceso de información o escasa motivación emocional, el sistema dopaminérgico se desactiva. Esto genera desconexión y aburrimiento.
Además, factores como sueño insuficiente, alimentación deficiente o ansiedad escolar influyen directamente en la capacidad de concentración. Por ello, la neuropedagogía integra juego, emoción y movimiento como pilares para sostener la atención infantil.
La emoción como filtro de la atención
La atención es selectiva. El cerebro decide de manera inconsciente a qué prestar atención. Esta selección está guiada por la emoción.
Cuando una experiencia genera curiosidad, sorpresa o interés, el cerebro libera dopamina, fortaleciendo la concentración. En cambio, si la tarea produce ansiedad o frustración, la amígdala se activa y desvía la atención.
Por ello, la emoción es el primer paso del enfoque. Los aprendizajes conectados con la experiencia personal se procesan con mayor profundidad y se recuerdan mejor.
Factores cotidianos que afectan la concentración
Sobrecarga informativa
El exceso de información agota los sistemas atencionales y dificulta distinguir lo relevante.
Estrés y multitarea
El estrés constante mantiene al cerebro en alerta, reduciendo la capacidad reguladora de la corteza prefrontal.
Fatiga digital
El uso excesivo de pantallas fragmenta la atención y bloquea la concentración profunda.
Falta de descanso
Dormir poco afecta la memoria y la función ejecutiva, reduciendo la atención sostenida.
Ambientes inadecuados
Ruido, desorden o mala iluminación dificultan la regulación sensorial necesaria para concentrarse.
Reconocer estos factores permite prevenir la dispersión y diseñar mejores entornos de aprendizaje.
Estrategias neuropedagógicas para mejorar la concentración
Mejorar la atención requiere un enfoque integral. No basta con pedir “esfuerzo”. Es necesario crear condiciones cerebrales favorables.
Desde la Maestría en Neuropedagogía de la Universidad CESUMA, se promueven estrategias basadas en evidencia científica:
Alternar trabajo y descanso
La atención máxima dura entre 20 y 30 minutos. Después, el cerebro necesita pausas activas.
Favorecer la curiosidad
Preguntas, retos y dilemas activan la dopamina y sostienen el interés.
Regular la emoción
Respiración consciente y mindfulness reducen la hiperactivación del sistema límbico.
Aprendizaje multisensorial
Combinar estímulos visuales, auditivos y corporales fortalece la codificación neuronal.
Diseñar entornos predecibles
La rutina reduce la carga cognitiva y prepara al cerebro para enfocarse.
El rol del docente en la atención educativa
El docente es un modelo de autorregulación. Su tono, ritmo y presencia emocional influyen directamente en la atención del grupo.
Cuando transmite calma y entusiasmo, se produce un proceso llamado acoplamiento neural, donde los cerebros del grupo se sincronizan.
En la Maestría en Neuropedagogía, los profesionales aprenden a diseñar experiencias educativas que respetan los tiempos cerebrales y emocionales, favoreciendo la atención consciente y el bienestar colectivo.
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Conclusión: concentrarse es un acto emocional
La dificultad para concentrarse no es falta de capacidad, sino un desequilibrio entre emoción, entorno y atención. El cerebro necesita propósito, calma y sentido para enfocarse.
La neuropedagogía nos recuerda que enseñar con atención plena y aprender con sentido son procesos inseparables. Cuando comprendemos cómo funciona el cerebro, podemos crear entornos donde concentrarse sea natural, no forzado.
Si deseas profundizar en cómo potenciar la atención, la memoria y la emoción en el aprendizaje, la Universidad CESUMA te invita a formar parte de una nueva generación de educadores que enseñan desde el cerebro y para el corazón.
FAQ
¿La dificultad para concentrarse es falta de voluntad?
No. Está relacionada con emoción, entorno y carga cognitiva.
¿El cerebro puede hacer varias tareas a la vez?
No. Cambia rápidamente entre tareas, lo que genera desgaste.
¿La emoción influye en la atención?
De forma directa. Sin emoción positiva no hay enfoque sostenido.
¿Las pausas ayudan a concentrarse?
Sí. Favorecen la consolidación y reducen la fatiga mental.
¿Esto aplica a adultos y niños?
Sí. La atención se regula durante toda la vida.





