Introducción: cuando pensar también implica moverse
Durante años se creyó que el aprendizaje ocurría mejor cuando el cuerpo permanecía quieto. Sin embargo, la neurociencia moderna revela una realidad distinta. El pensamiento no es un proceso aislado del cuerpo. Cerebro y movimiento trabajan de forma integrada.
Por ello, el movimiento y el aprendizaje mantienen una relación directa. Moverse puede mejorar la concentración, la memoria y la creatividad. Esta comprensión abre la puerta a prácticas educativas más humanas, más eficaces y alineadas con la evidencia científica.
En este artículo exploramos cómo el movimiento influye en la cognición, qué implicaciones tiene para la enseñanza y por qué la Maestría en Neurociencia y Educación ofrece herramientas clave para integrar estos hallazgos en los entornos educativos.
¿Por qué el movimiento mejora los procesos cognitivos?
El cerebro necesita oxígeno, glucosa y estimulación sensorial para funcionar de forma óptima. Cuando el cuerpo se mueve, aumenta el flujo sanguíneo cerebral, mejorando la oxigenación y el suministro de nutrientes.
Además, el movimiento activa redes neuronales relacionadas con la atención, la memoria y las funciones ejecutivas. Un estudio publicado en Neuroscience & Biobehavioral Reviews explica que la actividad física mejora la planificación, el control inhibitorio y la flexibilidad cognitiva.
https://www.sciencedirect.com/journal/neuroscience-and-biobehavioral-reviews
Esta evidencia confirma que el movimiento no distrae. Por el contrario, potencia el pensamiento.
El hipocampo: la estructura que se fortalece con el movimiento
El hipocampo es una región clave para la memoria y la orientación espacial. La neurociencia ha demostrado que la actividad física estimula la neurogénesis en esta zona, es decir, la creación de nuevas neuronas.
Cuando el hipocampo se fortalece:
- Mejora la retención de información
- Aumenta la claridad cognitiva
- Se organiza mejor el pensamiento
Por ello, los estudiantes que se mueven con regularidad suelen mostrar mayor capacidad para recordar y comprender. Este hallazgo cuestiona la idea de que aprender ocurre únicamente sentado.
Movimiento y atención: reactivar el foco mental
La atención es un recurso limitado. Se agota con facilidad, especialmente en contextos sedentarios. El movimiento permite reiniciar el sistema atencional.
Incluso pausas breves —ponerse de pie, caminar o estirarse— restauran el foco. Esto ocurre porque el movimiento regula la dopamina y la noradrenalina, neurotransmisores implicados en la motivación y el estado de alerta.
Aquí surge una pregunta clave para la práctica docente:
¿cuánto tiempo permanecen inmóviles tus estudiantes y qué impacto tiene eso en su atención?
El movimiento como regulador emocional
Pensar no es solo un acto cognitivo. También es emocional. El movimiento ayuda a regular el sistema nervioso, disminuyendo estrés y ansiedad.
Cuando el cuerpo se activa de forma suave, la amígdala reduce su hiperactividad. Esto facilita el pensamiento profundo y la consolidación de aprendizajes. Por ello, prácticas como estiramientos, caminatas breves o respiración con movimiento pueden abrir la puerta a un aprendizaje más calmado y estable.
El movimiento no solo activa el cerebro. También calma la emoción.
Movimiento y creatividad: pensar fuera de la silla
Muchos procesos creativos emergen durante el movimiento. Caminar favorece asociaciones libres y estimula la generación de ideas originales.
Esto ocurre porque el cerebro entra en un estado más flexible, donde distintas redes neuronales se comunican con mayor libertad. Un aula rígida limita este proceso. En cambio, un aula que permite moverse favorece la imaginación y la resolución creativa de problemas.
Reflexiona: ¿qué tan estático es tu propio proceso creativo?
¿Cómo integrar el movimiento en el aula?
Incorporar movimiento no requiere grandes cambios. Algunas estrategias sencillas incluyen:
- Pausas activas breves para restaurar la atención
- Trabajo por estaciones, que permite desplazamiento
- Lecturas caminadas, que estimulan la reflexión
- Dinámicas colaborativas con movimiento
- Escritura en pizarras móviles, que cambia la postura corporal
Estas prácticas transforman el aula en un espacio cognitiva y corporalmente activo.
El movimiento como parte del diseño pedagógico
Integrar el movimiento no es improvisar. Implica diseñar clases neuroinformadas, donde cuerpo y cerebro se consideran una unidad.
Un diseño pedagógico flexible:
- Respeta distintos ritmos de aprendizaje
- Atiende la diversidad neurocognitiva
- Mejora la memoria y la motivación
Con base en la neurociencia, el movimiento se convierte en arquitectura del aprendizaje, no en un recurso accesorio.
¿Por qué es clave que los docentes comprendan esta relación?
Muchos sistemas educativos aún asocian la quietud con disciplina. Sin embargo, la evidencia muestra que una quietud excesiva limita el aprendizaje.
Comprender la relación entre movimiento y aprendizaje requiere formación especializada. El docente del presente necesita herramientas para interpretar las necesidades neurocognitivas del estudiante y diseñar entornos más humanos.
La Maestría en Neurociencia y Educación: moverse hacia una nueva educación
La Maestría en Neurociencia y Educación de la Universidad CESUMA ofrece una base científica sólida para comprender cómo el movimiento influye en la cognición.
Este programa integra neurociencia, psicología y pedagogía, formando profesionales capaces de:
- Diseñar aulas dinámicas
- Analizar la relación entre estrés, emoción y movimiento
- Crear experiencias de aprendizaje activas y significativas
Con esta formación, el movimiento deja de ser ocasional y se convierte en pilar del aprendizaje profundo.
Conclusión: el cuerpo también piensa
El movimiento no interrumpe el pensamiento. Lo fortalece. Activa redes neuronales, regula la emoción, mejora la atención y potencia la creatividad.
Integrar el movimiento en la educación no es una moda. Es una necesidad basada en evidencia científica.
La Maestría en Neurociencia y Educación de la Universidad CESUMA brinda las herramientas para comprender y aplicar este enfoque, creando experiencias educativas más dinámicas, humanas y alineadas con el funcionamiento real del cerebro.





